De nuevo se trata de una receta muy sencilla y de muy buen resultado. Si las guardamos en un bote de cristal o fiambrera pueden durar una semana.
En la receta original llevan azúcar, pero estamos intentando disminuir su consumo (ya sabéis; los dientes del niño, el índice glucémico en sangre...) y lo he eliminado. No os preocupéis, quedan riquísimas y dulces igualmente. Lo único que tendréis que hacer es untaros las manos con harina a la hora de hacer las bolitas, pues la masa queda bastante pegajosa.
Para hacer las galletas necesitamos:
150 gr. de harina.
75 gr. de mantequilla.
2 cucharadas soperas de miel.
1 huevo.
(Yo siempre hago el doble de la cantidad indicada)
Derretimos la mantequilla. Mientras se derrite (en microondas mismo), mezclamos la harina y la miel. Luego ponemos la mantequilla y el huevo. Finalmente la dejamos durante 1 hora, más o menos, o hasta que solidifique en la nevera.
Pasado el tiempo precalentamos el horno a 180 º. Con una cucharada vamos sacando porciones de masa para hacer las galletas. Hacemos bolas, las ponemos en la bandeja y aplastamos con las manos (aquí es donde conviene ponerse harina). Es recomendable poner papel en la bandeja. Ya solamente queda hornearlas durante unos 15 minutos, que estén doraditas. No las horneéis demasiado, recordad que al enfriarse endurecen.
Al sacarlas del horno están blandas, mejor si esperamos un poco antes de quitarlas de la bandeja.
Bon profit!
